miércoles, 29 de enero de 2014

Papá Noel, los Reyes Magos y la revolución


Las fiestas de navidad y reyes suelen ser un momento complicado para los/as hijos/as de un/a revolucionario/a, marxista, comunista, trostkista, psicobolche, ateo/a, todo eso junto o en diferentes combinaciones. Y para el padre/madre MCTPA, claro. ¿Le contamos la verdad al niño y develamos el secreto para que no viva en un engaño promovido por la Coca Cola? ¿Nos sumamos al proceso de alienación y consumismo capitalista? ¿Le decimos que tienen que ser positivistas y dejar de creer en esas cosas? Difícil.

Los dos últimos libros que leí fueron “Un comunista en calzoncillos” de Claudia Piñeiro (Alfaguara) y “Una muchacha muy bella” de Julián López (Eterna Cadencia) entre los que encontré muchas coincidencias además del artículo indeterminado con el que dan comienzo al título. Una de esas coincidencias fue lo mal que la pasaban de niños cuando llegaban esas fechas. Es cierto, en ambos libros se mezcla ficción con autobiografía pero estoy seguro que en esa parte están haciendo catarsis por lo que sufrieron en la infancia. Veamos.



López dice lo siguiente respecto a la Navidad:

“Nuestro arbolito era bastante ralo y en vez de borlas y guirnaldas tenía adornos caseros, dibujos míos recortados y muñequitos tejidos que mi madre había comprado en una casa de artículos regionales. Faltaba muy poco para la Nochebuena y esa era toda la referencia que íbamos a tener, yo ya no insistía en la necesidad de afirmar la verdad histórica, para evitarme el discurso de un mundo lleno de niños hambrientos y de que el festejo era estar juntos y que, en realidad, las razones de esa Natividad dos veces milenarias eran la mentira más escandalosa de Occidente. ¿Qué puede haber de malo en juntarse a comer pollo, abrir regalos y pensar, por un momento, que es posible la llegada del reino?, pensaba yo, en un silencio que me preservaba de la ira discursiva de la jefa del hogar”.

Y Piñeiro cuenta esta anécdota sobre Reyes (en otro párrafo aborda el tema Navidad).

“Cualquier mierda siempre será mejor que pasar hambre”, era la frase preferida de mi abuelo, que para un día de Reyes en que mi padre dejó los zapatos en la ventana a pesar de que él le dijo que no lo hiciera, le puso un pan duro en lugar de regalos y dijo “Es lo que traen los Reyes a gente como nosotros”

No me cabe duda, estos escritores, al igual que muchos otros niños y niñas, sufrieron mucho en su infancia cuando llegaban las fiestas pero no llegaba el regalo o la familia se metía en una interminable discusión sobre el significado de las fiestas, la Coca Cola, el capitalismo y los curas. De eso sólo pueden salir pibes enojados, de derecha por oposición o escritores.




Yo tuve una infancia católica, apostólica, romana y peronista por lo menos hasta el 76. Creí en Papá Noel y Los Reyes hasta los 5 años más o menos, fui feliz y eso no impidió mi camino al marxismo leninismo (?). Ahora odio el “espíritu navideño” pero creo que está bien mantenerles la ilusión a los pibes y sobre todo que tengan regalos. Simón estaba tan contento con el desorden que habían dejado los camellos que hasta se olvidó de los regalos. Ya tendrán tiempo para saber la verdad. Eso si, se los avisaría (si no se dieron cuenta) cuando entren a la primaria, tampoco que sean los más nabos de la clase.

Pascual